domingo, 6 de julio de 2008

La estrategia “integral” del BCRA conduce al naufragio

El domingo pasado Martín Redrado defendió en una nota en La Nación la política monetaria de la institución que preside. Maestro en el arte de la simulación la nota se titula “El Banco Central ha logrado proteger la economía”, y propone el siguiente prisma para analizar las acciones del Banco Central de las últimas semanas:
Si usted naufragara en medio del océano, enfrenta dos opciones: flotar o nadar. En ausencia de una brújula, flotar a la deriva se convierte en una opción: las corrientes y la marea podrían depositarlo en la playa. Pero si tiene brújula y un mapa, nada, ya que las corrientes marinas podrían ser pasajeras y estar alejándolo de la costa.
Es conveniente aclarar que todavía no hemos naufragado a pesar de la impericia del timonel, aunque ya nos hemos quedado sin brújula porque las cifras que publica el INDEC no reflejan la inflación real. A pesar de ello Redrado cree tener una brújula que funciona y un mapa, y señala que:
Durante mayo hubo un cambio de portafolio en las preferencias de los ahorristas: menos títulos públicos, menos pesos y más dólares. La merma de la demanda de pesos, mientras se mantiene constante todo lo demás, significa mayor presión inflacionaria. La primera acción para robustecer esa demanda de dinero es, justamente, ofrecer al mercado todos los dólares que hagan falta. Desalentada la demanda especulativa de dólares, ya no habrá motivos para salir del peso.
Como carece de brújula no se da cuenta que es justamente la inflación generada por su política, la que está provocando la caída en la demanda de pesos, y que para fortalecer la demanda de dinero el camino inevitable es controlar la inflación. Para ello, en primer lugar, hay que asumir que el problema inflacionario existe en lugar de negarlo con su política “de eso no se habla” presente en todos sus discursos, segundo hay que tener un diagnóstico correcto, y por último un plan para solucionarlo.
Como las autoridades del BCRA tienen un diagnóstico equivocado (hablan de ajustes de precios relativos, aumento del precio de los commodities, etc.) , estamos a la deriva con una corriente cada vez más fuerte a pesar de la retórica oficial que pretende hacernos creer que la política monetaria que implementa es anticíclica. Caracterizar a la política monetaria de los últimos años como anticíclica es un disparate como lo hemos señalado en anteriores oportunidades, a menos de que se parta del imperdonable error conceptual de que lo que hay que moderar el ciclo del tipo de cambio y no el ciclo del producto.
Finalmente, a modo de conclusión el presidente del BCRA señala:
En definitiva, no debemos mirar el presente con el espejo retrovisor: la situación actual no tiene ningún paralelo con las experiencias pasadas.
En términos generales la apreciación es correcta, sin embargo, creo conveniente recordar una experiencia pasada dónde un error de diagnóstico similar al actual tuvo un costo extremadamente alto para la Argentina. Eran los tiempos del todo poderoso ministro de economía Martínez de Hoz durante la última dictadura. Presidía el Banco Central Adolfo Diz cuyo pedigrí académico era notablemente superior respecto al de su equivalente actual, y sin embargo no daba en la tecla con el control de la inflación. No lograban darse cuenta –a pesar de que eran monetaristas!- de que la inflación se originaba en un exceso de oferta de dinero y optaron por implementar la nefasta y perversa estrategia de la Tablita cambiaria. Hoy, la incapacidad de elaborar un diagnóstico correcto sobre la inflación ya se ha cobrado tres víctimas -el INDEC, la pobreza y el campo-, esperemos que el gobierno sepa rectificar el rumbo. El diagnóstico equivocado del BCRA conduce al naufragio, no en el sentido de que asistiremos a una de las recurrentes crisis cambiarias con maxidevaluación del pasado, sino al naufragio de la política de tipo de cambio real alto que tantos frutos ha dado estos últimos cinco años.

sábado, 5 de julio de 2008

Petróleo, especulación y otros yuyos

Paul Krugman en una columna publicada en Clarín y The New York Times analiza la discusión relacionada con el alza en el precio del petróleo que se lleva a cabo en los ámbitos políticos y del Congreso de los EEUU, y se pregunta:
¿Por qué los políticos están tan dispuestos a echarles a los especuladores la culpa del precio del petróleo?
Y contesta:
Porque les permite creer que no tenemos que adaptarnos a un mundo de nafta cara
Y más adelante señala:
En todo caso, algo es evidente: la preocupación por la especulación en el mercado del petróleo nos está distrayendo de la verdadera cuestión.
[…]
Gran parte de la adaptación a un petróleo más caro se llevará a cabo a través de la iniciativa privada, pero el Estado puede ayudar al sector privado de varias maneras, por ejemplo, contribuyendo a desarrollar tecnologías de energías alternativas y nuevos métodos de conservación y ampliando el transporte público.
Pero no podemos ni siquiera empezar a tener una política energética racional si escuchamos a personas que nos aseguran que podemos hacer desaparecer el alto precio del petróleo con sólo desearlo.
¡Qué poca originalidad, en Argentina tenemos la solución! Propongo que les enviemos un “experto” autóctono para que les explique la teoría del desacople y su instrumentación a través de las retenciones para que no seamos los únicos en sacar provecho de esta “brillante idea” que tanto ha hecho progresar al país a lo largo del último medio siglo.